POR EXTRAÑA CASUALIDAD,¿HAN VISTO USTEDES MI FACEBOOK?

Por supuesto que no he extraviado mi Facebook. Me refiero a si en su vida ha pasado inadvertidamente y se ha topado o tropezado con mi Facebook personal. Es evidente que no necesito contratar a Gallup para medir las respuestas que encontraré a ésta sencilla pregunta. Tranquilos. Todo hace pensar trataba efectivamente de eso mismo para mí. Pasar públicamente inadvertido en una de las plataformas más mediáticas del planeta. Ahí, a la vista y paciencia de todos. Entre post, memes, videos, ofertas, reclamos, sugerencias, virales, noticias, banners, publicidad display, y tanto más, tener la exquisita posibilidad de ser parte del paisaje digital, completamente anónimo e inadvertido, y muy especialmente no gritando ni haciendo escándalo por no ser atendido. Muy enriquecedora experiencia. Se agradece.

 

QUÉ COSA MÁS AGRADABLE ES IR CONTRA LA CORRIENTE

En el juego de la internet, si usted decide jugarlo, se supone que lo primero que usted quiere o debe querer es hacerse famoso o, al menos, conocido por el mundo, debido a las cosas que hace mejor o diferente a sus semejantes. Viral lo llaman. “¡Mira, mami, tengo 280.000 amigos en internet…!”. Cosas por el estilo.

 

300 POSTS QUE NADIE TOMÓ EN CUENTA: ¡Y POR DIOS QUE LES SALIÓ CARA LA TORPEZA!

1, 2, 5, 15, 50, 112, 190, 245, 300 post que nadie tomó en cuenta.

Los subí en un lapso de dos años. Mientras en nuestro país estaba pasando de todo. Se llaman post. Si Usted jamás se preguntó qué hay detrás de ésta enigmática sigla, le paso a aclarar la película: viene de la expresión inglesa “Power on Self Test”, algo así como autoprueba de arranque. En simple, encender la máquina y chequear que tan bueno o malo están los componentes de entrada y de salida. Pero también significa como prefijo “posterior, después de”. Es decir, lo que se hace después de haber acabado una actividad. Postparto, postgrado, postnatal…Se entiende.

Otra vez contra la corriente: 300 post antes de que pasara todo. Anunciado, destacado,recomendado,advertido con casi dos años de anticipación…y sólo el barullo de los grillos: cri-cri, cri-cri…

 

PERO YO TENGO UNA PERSONAL DEFINICIÓN DE POST

Pure ominous Sweet Thing. Esa es la mía. Cosas abominables y condenables que se expresan en forma dulce. Es decir, lo que está detrás de lo que hemos expresado. Eso es lo que debería importarnos. Sólo así lograríamos entender de qué se trata todo esto.

 

“DANKE BRÜDER GRIMM”

Las migas de mazapán para salir ilesos del bosque. Teseo ocupó su famoso hilo de Ariadna para salir del laberinto. Mi personal método consistió en suplicar y suplicar que “Google Analytics” se moviera siquiera un grado en su análisis de audiencia y tráfico al ser analizada mi página de Facebook. Pero no, el resultado fue siempre una rallita contínua, como cuando el doc mira la pantalla y dice “aquí no queda más que rezar”.

 

Y EFECTIVAMENTE: AHORA NO LES QUEDA OTRA COSA QUE REZAR Y REZAR, Y VOLVER A REZAR.

Por favor, ahora tengan la gentileza de no mirar para acá, porque ya no encontrarán más advertencias ni sugerencias. Estoy muy ocupado,como siempre, en orar y volver a orar. Tal vez harían bien en seguir el ejemplo. Después de todo los tiempos son los propicios. No se pueden quejar que los dejé tranquilitos en la puerta de la iglesia, del convento y del monasterio. Efectivamente, ahora no les queda a ustedes otra cosa que rezar, rezar y volver a rezar. Nadie sabe si en una de ésas se abrirá un poquito la puerta del corazón enfadado de Dios. Lo reitero, para ustedes.


NADA ES PARA SIEMPRE

“Que hasta la belleza cansa…”
(Tomado de una canción popular, de uno que se hastió a tiempo)

Existen innumerables temas en los que ustedes y yo seguramente no vamos a estar de acuerdo nunca. Más existe un puñado de situaciones en las cuales poco importa si usted es de una tendencia política, religión, condición social o preparación académica superior o distinta de la mía. Una de las más importantes es que nada en este mundo es para siempre. Todo tiene su fin. Es decir, todo tiene un comienzo y eso hace que tenga, perdón quise decir, deba tener un fin.

El sermón o Sutra de Benarés se le atribuye a Budha (Sidharta Gautama) y tiene su data aproximadamente en el año 520 a.C. De toda la literatura existente al respecto me parece indudable iniciarse con Sidharta del nobel Herman Hesse. En esa imperdible novela tenemos el primer acercamiento a la visión del budismo y su muy especial y respetada forma de enfrentar al mundo.

En su discurso de Benarés, el Budha nos habla de la raíz del sufrimiento humano: el estar separado de la fuente original. Su ecuación es ya clásica, más no del todo comprendida. Sufrimos porque estamos separados, eso nos lleva a apegarnos, a asirnos de las cosas y las personas en este mundo, este apego nos trae sed y la sed genera codicia, por querer repetir o experimentar lo que tanto disfrutamos o nos hizo feliz, o nos reportó placer. En esa codicia caemos en el mal moral, lo que desemboca generalmente en daño, enfermedad y desorden de nuestros órganos internos y posterior muerte.

TODO CAMBIA SIN CESAR

Los acontecimientos aparecen y desaparecen en forma constante y contínua. Ese es precisamente el origen de la iluminación. Me doy cuenta que nada permanece, todo muta, todo está en contínuo cambio. Aunque lo deseemos ardientemente nunca nos vamos a bañar dos veces en el mismo río. Entonces si no existe nada que permanezca, no debe existir nada a qué aferrarse. Esta certeza el budismo la conoce como Impermanencia.

NO YO

No existe un yo permanente y contínuo, a modo de alma, como lo entendemos la mayoría de las religiones del planeta. Para el budismo no somos un yo, sino más bien conciben la forma de devenir, es decir, lo que es, es producto de las circunstancias y consecuencia del ahora. Los fenómenos físicos y mentales en ningún caso son efectos o causas en sí mismos, sino más bien son efectos dependientes de situaciones, sucesos y movimientos contínuos. Es imposible captarlo con la mente, pues es una realidad vacía, semejante al concepto del Tao. A ésta otra certeza el budismo la conoce como Impersonalidad.

Para el budismo ahí tenemos la condición humana: sufrimiento, impermanencia e impersonalidad. Y precisamente ése es su gran aporte al mundo filosófico de Oriente: el hombre sufre, y que éste sufrimiento tiene su origen en el nacimiento. Es decir, se nace y se sufre, se desea y se sufre, se codicia y se sufre, en la situación de haber nacido está el origen del dolor. La vida es entonces mala.

Lo que pareciera una postura deprimente o depresiva, tuvo en la experiencia del Budha una de las noticias más reveladoras en toda la historia de la humanidad: vejez, enfermedad y muerte. Y a éste murallón se enfrentó el joven Budha para sentirse profundamente impactado y tocado por una realidad que hasta entonces no tenía ninguna realidad en su vida. Se sentó bajo el árbol, el áspid le tentaba de cuando en vez, la ilusión, Maya, pero por amor a los seres humanos que ni siquiera intuían su tragedia humana, advino en él la iluminación, y es precisamente en aquel sermón que nos convoca en ésta ocasión, donde da la solución para escapar de esta condición trágica: el noble óctuple sendero. Al leerlo es como estar escuchando la vía cristiana de los diez mandamientos. Pero claro, pareciera religión, pero más bien es sentido común del hombre evolucionado: el hombre no puede habitar en el desorden y en el mal. Necesita por sobrevivencia, más que por pacatería, un marco moral donde moverse.Lo repito, por sobrevivencia.

Recomendable es la lectura del Sermón de Benarés, un opúsculo de 29 notas del Budha. Sentencias y meditaciones para un mundo que ni siquiera sabe que sufre y mucho menos logra atisbar el por qué sufre. Le recomiendo leerlo al menos unas veinticinco veces. Yo lo hice treinta. Y sólo después de eso pude darme cuenta de la trascendencia de su aporte.

En mi viejo estilo, en un café, tomé una servilleta y escribí: “Nada es para siempre. Correcto. Pero, atención, nada también es para nunca”.

Creo que recién ahí podemos decir: muy buenas noticias para el hombre y la mujer simple que sufre, llora y padece y ni siquiera sabe por qué le ocurre lo que le ocurre. Woyzeck de Georg Buchner no lo podría haber dicho mejor: En la casa del Doctor, cuando éste le reprocha su conducta animal, el soldado se defiende diciendo escuetamente “Pero, doctor, a gente como uno sólo le viene la naturaleza”.

Tal vez, después de tantos remilgos y siutiquerías filosóficas, eso no es más lo que somos.


EL PRIVILEGIO DE PODER SUFRIR POR LA CAUSA DE DIOS

Quisiera hablar en ésta ocasión de uno de los experiencias más enigmáticas e incomprensibles que tiene el camino espiritual: me refiero sin lugar a dudas a la santidad. El respetable público tiene una pálida y borrosa idea de lo que realmente estamos hablando cuando hablamos de ser santo.

El viejo método de querer definir una palabra a través de lo que ella no es, nos dará una mano en ésta ocasión:  ser santo no es ser y querer cosas de éste mundo, ser santo no es querer ser el que tiene siempre la razón o el que quiere descollar sobre sus semejantes; tampoco es pertenecerse a sí mismo, pelear y exigir por los derechos que creemos mínimos y obligatorios para sí mismos; ser santo no es acumular bienes temporales en ésta tierra, tampoco es desear ser reconocido, premiado o admirado por sus semejantes. Ser santo no es querer salvar la vida por miedo o por mesura, ser santo no es justificar por el simple hecho de ser humano los caprichos del cuerpo y los deseos que sentimos tan justificadamente y necesariamente obvios y normales.

Creo que con éstos escasos elementos que he puesto sobre la mesa, he dejado fuera del análisis de la santidad a no menos del 90% de la humanidad. Y conste que intento moverme en los vectores de lo que tanto nos gusta llamar lo normal y lo corriente. Nada de elementos estrambóticos ni extravagantes. Es decir, igual que en la preparatoria del colegio, peras con peras, y manzanas con manzanas.

En la literatura especializada podemos nombrar a tres o cuatro eruditos que nos podrían ayudar a definir qué es santo o qué es ser santo, pero prefiero no caer en ésta tan simple y generalizada tentación. Me arremango y así, con las manos vacías, me interno en el sagrado mundo de lo beatífico para intentar explicar lo inexplicable a escasos diez centímetros del suelo:

 

  1. Se preparan e instruyen para siervos, jamás para maestros.
  2. Todo lo entienden, lo sanan, lo purfican, lo liberan y lo perdonan a través del Amor.
  3. Consecuencia de lo anterior, es que sólo tienen una sola y única libertad a la que aspiran: hacer bien el bien.
  4. Sólo llevan a Dios como equipaje. Eso les basta y les sobra.
  5. Presentan un contínuo e insaciable ánimo de creer.
  6. No buscan adoctrinar, conducir o guiar a sus semejantes, más bien buscan el conducirse a sí mismos, a solas.
  7. Toda su vida gira en un único deseo ardiente, que les devora completamente: ser aceptados algún día por Dios como ofrenda de sacrificio en pos de la salvación de sus semejantes.
  8. Buscan desasirse, desprenderse de todo aquello que los reafirma y confirma en éste mundo.
  9. Están disponibles a la voluntad de Dios a todo evento.
  10. Ven y entienden el mundo sagrado a todo blanco y negro.
  11. Nunca protagonistas. Sólo instrumentos.
  12. Contínuo enamoramiento al Amor divino.
  13. Por eso, aman a los seres humanos uno a uno. A todos, con la misma intensidad, sinceridad y pureza.
  14. Responden con rosas las piedras, con bendiciones los anatemas, con oración los gritos e insultos.
  15. En fin, podría seguir largo tiempo, más prefiero resumirlo en una escueta expresión, que si alguna vez usted la entiende, le ruego que me la explique, pues ésta expresión pertenece al selecto mundo donde la mente dice acepto, mientras el corazón frunce el ceño. Ahí está: Su vida la resumen en lo que ellos llaman felicidad: haber alcanzado a practicar en esta vida el privilegio de poder sufrir por la causa de Dios.

Disculpe, pero usted habla de privilegio. No entiendo.

Se lo explico en forma sencilla. No todos en éste mundo son aceptados para sufrir por la causa divina. Dichoso quien es encontrado apto para hacerlo. La mayoría sólo somos aptos para vivir una vida plena y feliz.


NOCIONES ELEMENTALES DEL PASADO MAÑANA

Éste artículo fue escrito por el autor hace un poco menos de veinte años.

No se preocupe en apurar el tranco.

Estamos en las mismas.

Y peor.

Y contando...

 

Escribir del conocimiento es peligroso a estas alturas de la noche. Demás esta decir que no creo en el “escuelismo”, es más, siento que esa mirada reduccionista de la realidad nos ha traido demasiados problemas en el intento de llegar a posturas serias dentro del “supermercado de creencias”. Me gusta hablar del ruido. Somos un planeta excesivamente bullicioso. Por dentro y por fuera. El ruido en torno a las religiones por ejemplo es ensordecedor. Usted ya sabe, la religión es la parte menos importante en la búsqueda de Dios. La mística es finalmente lo que cuenta. Es decir, el encuentro y esfuerzo personal que cada ser humano tenga con aquello que desea llamar Dios. Le invito a un breve paseo por las principales nociones del pasado mañana.

1.  “LA FORTUNA OTORGA DONES, QUE NO CONCUERDAN CON EL LIBRO"

Toda persona que haya intentado poner en práctica un solo libro esotérico se habrá dado cuenta que la realidad no concuerda con lo escrito en el libro. La experiencia personal le dá al interesado la verdadera revelación de la realidad, lo que podríamos llamar el “conoci-cierto”. Dedicarse a citar, repetir, comentar los comentarios de los comentarios es una afición excesivamente peligrosa. Admiro a Alexandra David Neel, a William Seabrook, a Paul Brunton, a Theos Bernard, (por nombrar solo a exploradores del espíritu. Indudablemente esta lista se puede ampliar a químicos, físicos, filósofos,etc.) y a tantos hombres y mujeres que no se conformaron con lo que dejó escrito en un libro un sabio ,un genio o un gran místico. Fueron allá, estuvieron ahí y, creo que en su mayoría gracias a esa rebeldía e inconformismo terminaron aportaron grandes visiones.

El conoci-cierto se estructura con experiencias de primera mano, jamás repitiendo. Es peligroso hablar con palabras ajenas, no tanto por esa ridícula expresión de que todos tenemos un “poquito de la verdad”, sino es peligrosa por exactamente todo lo contrario: es muy probable que no tengamos ni siquiera un poquito de verdad en nosotros. Soy un convencido que el famoso “poquito de verdad” se gana con sudor y lágrimas, que no se regala a cualquiera que desee abrir la boca y cómodamente del living de su casa (con un martini en una mano y con el control remoto en la otra) sube y comenta cuanta montaña iniciática se conozca. Me gusta la alegoría que uso con un buen amigo que tengo, que la humanidad desea subir el Himalayas en polerita y pantoloncitos cortos. Estamos pésimamente educados en el espíritu. Tenemos la visión casi caricaturesca del monje que se encierra a leer cuanto mamotreto de saber espiritual encuentra, esquivando mujeres desnudas o la visión de santones de oriente que hacen de algo tan noble una suerte de “mira, mamy, me iluminé”. A las alturas que estamos de esta larga película, ya casi parece grotesco que secretos carísimos que tenía cuanta orden iniciática que a usted se le ocurra, lo encontramos a unos pocos pesos en una librería de viejo o una feria persa. El discurso es el mismo: “la humanidad debía saberlo, era el tiempo”. Me van a perdonar todas esas buenas almas bien intencionadas, pero no les creo una palabra, pues mi sentido común me dice que ocurrió una traición de principios, faltar a promesas sagradas, romper voto de silencio, etc., Fíjese que en ninguna de estas expresiones nombré a la tan “querida humanidad” Parece una vision orweliana, pero no estamos lejos que el M.I.T. descubra el gen de la sabiduría y una transnacional lo compre a precio de oro y terminen ofreciendo “paquetes de iluminación” o “shamadis” al cómodo, pero respetable público.

 

2. NADIE SABE LO QUE PASARÁ MAÑANA, PERO SÍ SABEMOS LO QUE PASARÁ PASADO MAÑANA.

Pasamos por un crítico momento. No pretento sacar risas al decir que esta crisis se extiende desde que pisamos este planeta. A veces me pongo a pensar en aeones y kalpas y siento que es demasiado tiempo para deprimirse. El pasado mañana está más cerca de lo que pensamos. Entramos de lleno a una nueva película. Parece una de gangters, pues pronto no tendremos otra alternativa que evolucionar o evolucionar. No soy aficionado a las adivinanzas o pronósticos, pero hasta un mediocre tarotista debería acertarle que nos espera un mañana pésimo. Murphy decía “si puede ser peor, es que va a ser peor”.

Tal vez los servicios secretos de las grandes potencias nos terminen asombrando con la noticia de que Murphy era un gran iniciado. Nuestra condición en este planeta es insostenible. No tanto por la capa de ozono, ni la hambruna, sino más bien por la inmensa “capa de inconciencia” que padecemos. Podríamos darle muchos nombres, peyorativos, ofensivos, chistosos, pero siento que el más apropiado es aquel de las respetables señoras de campo: “aturdíos”. No conforme con eso, estas señoras continuan : estamos caros para malos.  Hubo un tiempo dorado, dentro de lo malo, que los castigos del cielo daban un buen resultado. El hombre como bestia se asustaba y retrocedía. ¿Se ha puesto a pensar que el apocalipsis prometido no llega porque se teme que no tenga ningún efecto?. El hombre sabio aprende con sabias palabras, la bestia a palos, el hombre contemporáneo no entiende, eso es todo. A esta generación la bauticé hace un par de años como “la generación ¿y?”.

Ponerse a especular qué nos pasó eso sería creo yo un acto de maldad. Caminamos en círculos. Ya aparecerá un nuevo profeta que nos traiga la buenísima nueva y un tratado de un no despreciable canon de 1.000 mandamientos nuevos (o sea, todo denuevo) y cuando ya comprendamos o sería mejor decir, cuando logremos recordar, creo que ese será nuestro momento. Luego lo inevitable, la ascensión de las capas más evolucionadas y un largo respiro para olvidar este trágico bochorno.
Si la NASA se dá el gusto de lanzar sondas de exploración de nuevas civilizaciones y mostrar lo mejorcito que tenemos o tuvimos en este planeta, no quisiera ser menos y lanzar mi propia sonda al pasado mañana, y que pueda llegar a la playa de aquellos otros seres luminosos que seguramente la poblarán. Me conformo con un comentario escueto: “mira, en realidad no eran tan lesos, ni estaban tan borrados como parecía”.

3. DEFINITIVAMENTE, LA REALIDAD ES LA INICIACION.

Tal vez usted también recuerde con espanto aquella terrible expresion : “nos hemos convertido en dementes de Dios”. En teoría, los hombres más evolucionados gracias a su dogmatismo o ceguera espiritual, han desarrollado a fuerza de practicar y practicar espiritualidad, lo que suelo llamar “virtudes patológicas”, es decir, virtudes inservibles. Seres humanos que intentan ser útiles y sin embargo terminan causando más daño que beneficio. Algún sabio los llamó genialmente “sinceros equivocados”. Aquellas personas que se encuentran en la disyuntiva más patética de una existencia: crer que saben o como aquel mismo sabio los denominó, aquellos que ignoran que ignoran. No es muy difícil que muchos seres humanos nos encontremos dentro de esta triste clasificación, por ello pienso que la reflexión continua es la única medicina a esta nefasta enfermedad invisible.

Al correr de los años he descubierto que la verdadera iniciación es la realidad. Es díficil en un par de palabras definir o acercarse a lo que podríamos denominar “realidad”. Aquello requiere descargar una cantidad no despreciable de “software” y nomenclatura minima. Pero intentemos un acercamiento. La realidad immutable es un código encriptado en la Naturaleza. Nuestros antepasados lo llamaban “lenguaje de pájaros” . No se conformaron en darle un nombre, sino que lo llevaron a un lenguaje escrito: la escritura cuneiforme. Desde aquellos tiempos remotos, el lenguaje de los pájaros es la forma que los “invisibles” parlan con los seres humanos. Los alquimistas eran y son la casta iniciada por excelencia en este lenguaje, cuyos alcances están mucho más lejos que las meras explicaciones a esto o aquello (el “explicaciómetro” tan necesario en muchas doctrinas), sino es un gesto de genuina buena voluntad en alcanzar membresía en el enigmático idioma de la vida. Lo curioso y hasta jocoso es que este idioma está al alcance de quien así lo desee, más requiere de un simple, pero no menos terrible gesto de nobleza: no hacerse trampas en el solitario, o lo que podríamos decir de una manera más simple, no jugarle “chueco” al espíritu a solas. Creo que no debo ahondar en la necesidad de aclarar que “para jugar chueco” es necesario estar consciente de estar haciéndolo.

Es verdad, ya estamos todos maduros para hablar las cosas tal como son: las lecturas espirituales, hablar del espíritu, escribir del espíritu, etc. no tienen ninguna validez si no se respalda con una genuina práctica diaria y continua de todo aquello. Al igual que una gran parte de los seres humanos , tal vez usted estará tan desilusionado del mundo como de sí mismo. Creo que ese es el primer síntoma positivo de que “vamos bien encaminados”. El segundo elemento lo aportó el sr. Mircea Eliade en su estudio de pueblos arcaicos : la noción del asco como instrumento de defensa del Ser y como elemento de contemplación.

El tercero lo aporto yo sinceramente: la íntima certeza de imposibilidad de trascendencia. Esto dicho en palabras simples: busqué por aquí, por allá, leí, practiqué, me sacrifiqué, etc, etc. y no obtuve resultados. Estoy convencido que quedé jaque mate ante la vida, en bancarrota interna. Parece casi casi la actitud de un sinverguenza, pero aquel hombre se acerca a Dios porque le “conviene”, no tiene otra alternativa de sobrevivencia. Lo paradójico del asunto que al parecer la divinidad “auspicia” tales “sinverguenzuras”. Es sano reconocerse en imposibilidad. Sano buscar ayuda y guía. Lo verdaderamente insano es insistir con esa idea cuando ya el cuerpo y el espíritu se han vigorizado y se continua “mamando” de los pechos de Dios. Ahí ya no parece una sinverguenzura, sino más bien estamos ante una real y total sinverguenzura. Es fácil y cómodo autodenominarse amigo de Dios, lo complicado es merecer esta denominación de Dios hacia nosotros. Y más complicado aún verificar que no necesita amigos, entusiastas ni menos defensores. A eso podríamos llamarlo “ubicarse” en el lugar que a uno le corresponde.

La expresión que pareciera quedar en el aire es: “Si vas a hacer lo que quieres hacer, no lo hagas porque dices ser amigo mío. Hazlo porque estás convencido íntimamente que lo quieres hacer”. La edad adolescente del espíritu consiste en hacer las cosas por convencimiento, no por hacerle un favor al cielo. Creo demás argumentar que la edad adulta consiste en la práctica continua de aquella hermosa palabra llamada Deber. “Voy a hacer esto porque es mi deber hacerlo”. Es un deber no de obligación ni emplazamiento, más bien es un deber de orden amatorio y contemplativo: “esto sólo lo puedes hacer tú. Es tú aporte a la vida. Así como se te dio la vida de forma personal e individual, así también es justo solicitarte un gesto personal e individual de agradecimiento”. Es la palabra de pase de tribus iniciaticas, es la moneda de embarque a través del doble lago de fuego, es la confirmación de “me das, te doy, porque al darte no detengo el flujo de la gratitud para con los otros que se inician o desarrolan en el misterioso recibir-dando”.

La realidad está encriptada en la Naturaleza. Algunos grupos muy, muy evolucionados le dieron nombres tales como Barakah, Nous, Abraxas, Aion, etc. a esta idea de “revelar quedando velado”, que no es otra cosa que haberse hecho parte de lo observado, haberse disuelto en el objeto amoroso. Cuerpo, alma y espíritu se han confundido con el misterio divino. Ahora ya no es necesario entender el lenguaje secreto, el iniciado se ha encriptado a sí mismo en el lenguaje de la Naturaleza y se ha velado también a sí mismo. De ahí su necesaria “desaparición”, que en estricto rigor no es desaparecer, sino haberse velado, haberse vuelto no captable por el ojo humano. Estar no estando, al igual que Dios, al igual que el misterio que guarda la Naturaleza.

4. PRIMERAS  NOTICIAS  ACERCA DE LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL (I.E.)

La Inteligencia Espiritual es algo que no puede lograr el hombre por si mismo. Es un Don regalado por Dios. A ese Don le llamo jocosamente “sentido común”. La capacidad sobrenatural de captar lo obvio, aquello que grita frente a nuestros ojos, que baila y gira bajo nuestros pies. Como usted se habrá dado cuenta, de vez en cuando las empresas de investigaciones de opinion nos sorprenden con estudios que nos dejan atónitos con sus reveladoras conclusiones: la mitad de la población representa el 50%; más de un 95% de los seres humanos duermen en la noche,etc.

El insoportable afán de estudiar lo obvio. Pero captar lo obvio sin mediciones ni estadísticas es cosa seria. Pasa por una capacidad sobrenatural de poder captar lo que está ahi, aquello que no pueden ver ni captar la gran mayoria de los seres humanos. Este “saber captar” en la Magia se denomina Poder, en el sufismo se llama “Barakah”,etc. ¿Lo ve usted? ¿Lo capta?. pregunta quien ve. El interlocutor habitualmente se encoge de hombros. No diria que se trata de una inteligencia superior, yo diría que se trata de una inteligencia divinizada. Creo que aquí estamos propiamente tal frente a un gran misterio. Es precisamente por esta razón que mis comentarios en torno a este tema serán escuetos y precisos. Todo el edificio de la Magia, la Alquimia, la Kabalah, la Mística en general se basa en la Inteligencia Espiritual. Ese “saber hacer” para llegar victorioso a la meta espiritual. Es aquello que hablaba el sr. Canseliet cuando comentaba sus experimentos fallidos habiendo pisando en las huellas de su maestro Fulcanelli y no haber podido lograr lo mismo que él, es decir, el triunfo en los trabajos alquímicos. Es de lo que hablaba Carlos Castaneda antes de dejarnos: “puesto que soy un imbecil, es que voy a morir”, terribles palabras en cuanto a recuerdos en torno a su impecable iniciador don Juan Matus, quien, en sus propias palabras, lo habia dejado en la puerta misma de la Libertad final. No pudo. No supo. Finalmente optó por formar grupos y hacer libros. En términos objetivamente espirituales es lo más cercano a lo que conocemos con la palabra fracaso. Bien lo afirma la sentencia del esquivo sentido comun: “quien lo sabe, lo hace; quien no lo sabe, lo enseña”.

Esta es la razón profundísima de por qué existen tantos maestros, profesores, guías, avataras, gurús y  tanto iluminado suelto que sólo desean enseñar, revelar, desvelar; y es ésta misma razón la que explica la causa de por que existen tan pocos seres humanos que anhelen cumplir con su deber espiritual sin tanto bombo y platillos: no se sabe sencillamente de lo que se está hablando. No se sabe hacer, no se sabe “poder ser”.  

No es extraño que los grandes Maestros que tuvo la humanidad descubrieran tempranamente esta triste debilidad que nos caracteriza, que, dicho sea de paso, tanto gustamos de esconder y justificar, tanto que llegamos ahora último a rendir culto a la decadencia con tal de no reconocer nuestro rotundo fracaso.  No saber, “no saber poder trascender” es algo que se terminará estudiando en las universidades del futuro. El hombre ya no mirará con el ceño fruncido “la cosa espiritual”, el “asunto sobrenatural” como el invitado pobre en la fiesta de la ciencia. Se llegara a descubrir que trascender se trataba de otra ciencia. Una ciencia tanto o más compleja que la astrofísica la ingenieria genética o la cuestión atómica. Se descubrirá el gen de la trascendencia, se descubrirán los fenotipos característicos del hombre mejor capacitado para el triunfo espiritual. Para entonces ya todo habrá tomado su orden natural, es decir, el Hombre al asunto sagrado y religioso, el mono a sus bananas. Mientras tanto nos deberemos resignar a comer cerros y cerros de bananas y lo sagrado a la buhardilla.

La inteligencia Espiritual es una cualificación, es un “actuar más en el Iniciado que él por sí mismo”. Es una ayuda invisible que se obtiene a 45º del suelo, es decir, orando, humillándose. Es un “saber dejarse hacer”. Permitirle a la divinidad que actúe en uno mismo. Porque la trascendencia es un misterio divino, no dado jamás a ser comprendido por el hombre. Una vez  más, es cuestión de sentido común, la trascendencia es el arribo de lo perfecto, ¿cómo querer capar lo perfecto con instrumentos imperfectos?.

Todo estudio serio de lo trascendente pasa por una ardua y difícil  terminología que no sabe de términos fáciles o accequibles. Lo dramático de todo esto es que sólo se tratan de atisbos o acercamientos, muchas veces sólo esbozos, a una comprensión de lo Absoluto. Porque dá la impresión que Dios se complace en confundir a los eruditos. Tal vez es otra forma de decirnos que nada podemos comprender sin su ayuda, sin que Él nos guie como niños de la mano. Parece poesía, pero de verdad la poesía es sólo un acompañamiento de lo que digo: la Inteligencia Espiritual consiste en tomarle la mano a Dios y permitir que Él nos guie. Eso era todo. De eso se trataba todo.

El hombre tarda toda una vida en descubrir lo obvio: NO PUEDE. A ésto el sr. Gurdjieff le puso un apellido, no puede SIN AYUDA.  Ilusión del hombre es creer poder. Se esfuerza, madruga, trasnocha y finalmente no puede. Y llora, impreca y gime como niño alejado de su padre. No puede solo, pues aún no comprende lo esencial: no basar su poder en si mismo. Eso es lo que provoca fracaso en él. Pues lo perfecto se logra sólo mediante lo perfecto. Reconocer ésto requiere de mucha humildad , para reconocer lo obvio otra vez, que solo Dios es Dios y que uno  es polvo.

Humildad que ayuda a ver lo esencial: no volver a hacerse nunca más falsas expectativas en uno mismo si se anhela el triunfo espiritual.
Ya lo ve usted, la Inteligencia Espiritual es un Don sobrenatural de captar lo obvio, lo evidente…a tiempo.

 


EL PRIMER PERFIL SICOLÓGICO DE UN PAGANO QUE SE REALIZA

Si aceptamos que nuestra civilización comienza con la escritura, deberíamos también aceptar que ella comienza con la escritura cuneiforme, por allá el año 3.200 a. C. Es decir, nuestra civilización tiene no menos de 5.200 años. Desde que el hombre quiso expresar sus sentimientos, ideas y creencias en la piedra, nace lo que se conoce como el mundo pagano y mágico. Éste particular cuerpo de creencias tiene una muy particular forma de percibir la realidad y el mundo circundante, agrupa ritos, celebraciones y costumbres, que hasta el día de hoy perduran, cada vez más silenciosas y reservadas, pero en ningún caso con menos fuerza y dedicación. De la Piedra vamos a la tierra, al cultivo,al rebaño, a las estaciones, y muy especialmente al culto de la naturaleza. Como se suele decir coloquialmente “la naturaleza la lleva”, a ella se le ofrendan ritos, sacrificios, holocaustos, todo en forma de festividades y agasajos en gratitud por la fertilidad concedida. Conjuntamente con ello, la concepción de lo divino también va mutando en el hombre: de lo meramente telúrico pasa a lo sobrenatural, y de ahí a estadía de los dioses en toda la creación. El hombre tiene miedo, no entiende los fenómenos y busca aquietar aquella incertidumbre a través de mitos. Con ello y de su mano nace la magia formal, un metalenguaje que va mucho más allá de lo racional y lo intelectual. Donde terminan las explicaciones comienza la magia, donde el científico y el erudito escriben montañas de libros, la magia se encarga de las cosas que nos obligan a encogernos de hombros. La magia es un cuerpo de doctrina que exige práctica y vida acorde a ésa visión que habitualmente tienen los que se dedican a sus ritos. Vida, costumbre, rito, experiencia, experticia. Todo ello demanda. Para decirlo en una línea: es un modo y una forma muy particular de vivir la vida. De la magia nos tomamos del paganismo, por ser su expresión predilecta. Pero ¿qué es ser pagano y de qué estamos hablando específicamente cuando hablamos de paganismo?.

Quiero iniciarlo por un breve, pero, intento hacerlo, exhaustivo perfil del mundo idólatra y pagano, a quienes encontramos en este mundo en un amplio espectro de seres humanos que pueden ir desde autoridades gubernamentales, eclesiásticas, intelectuales, políticas, culturales, religiosas en general (de cualquier religión),hasta una simple dueña de casa de un pueblo remoto y olvidado. La condición pagana e idólatra (no así la denominación) tiene un acerbo arcaico y mítico, se pierde en la noche de los tiempos. Es así, que esta condición se alimenta y reafirma preferentemente de labios a oídos y se traspasa habitualmente en la sangre y en la leche tibia de cuando bebés. Ser pagano no es otra cosa que creer y venerar la existencia de diferentes  dioses (politeismo), desechando la existencia de un Dios único y verdadero (como lo tienen las tres religiones monoteístas del planeta, la cristiana, la judía y la islámica), pero muy especialmente desecha la doctrina cristiana, particularmente evitan su bautismo. Así tenemos cultos paganos, tal como el hinduismo, el vudú, la santería, el candomblé, el chamanismo,el animismo, por solo nombrar algunos, cultos que, bajo la óptica cristiana, son pueblos que todavía no han sido evangelizados. Este término fue acuñado por primera vez alrededor del siglo IV (entre los períodos de Constantino y Teodosio). Deriva del latín “paganus” (aldeano, habitante de un pagus o aldea), y se refiere específicamente a quienes sus cultos van preferentemente dedicados a los dioses de la naturaleza, regidos por los ciclos agrícolas y ganaderos.

Ahora que tenemos acotado el término a que nos referimos, veamos algunas características que más se repiten en su personalidad. Debo dejar en claro que este perfil psicológico está estructurado en la experiencia de primera mano que tuvo el autor en su trato con ellos., no menos de treinta años.

 

RIGEN SUS VIDAS PREFERENTEMENTE POR LAS ARTES MÁGICAS.

Es una de las características más presentes en ellos, debido tal vez al espectro inmenso de dioses en los que creen y confían, naturalmente se entregan a ritos y ceremonias que solucionen todos sus conflictos y necesidades.

 

NULO O ESCASO SENTIDO MORAL.

Llevados preferentemente por las cosas temporales, no escatiman en medios o recursos para lograrlas, en lo posible al más bajo costo y al menor esfuerzo posible. Buscan compulsivamente la salida fácil antes que la correcta.

 

PRACTICAN COMÚNMENTE RELACIONES INCESTUOSAS Y DE ENDOGAMIA

Situación que ocupan para la transmisión de poder mágico y de linaje.

 

SE ENTREGAN A CULTOS ORGIÁSTICOS Y DE EXCESOS

En ellos exteriorizan sus cultos y creencias. Una forma bonita de decir que son llevados a los asuntos de la carne y el sexo.

 

LLEVADOS A LOS SACRIFICIOS DE ANIMALES Y HUMANOS

Los ocupan en su relación con el demonio y con los muertos. Moneda de cambio para obtener prestigio, riqueza y poder.

 

SUPERSTICIOSOS E INSEGUROS.

Su “fe” está plagada de cábalas, “tincadas” y pálpitos, íntimamente ligados al asunto mágico, los cuales, cuando no se cumplen, los cubre de un temor y hasta de un terror paralizante.

 

GUSTAN DE SENTIRSE TRIUNFADORES A CUALQUIER PRECIO.

Van detrás de un objetivo con una testarudez caprina, no importándoles en absoluto por encima de qué o de quién pasen para lograrlo.

 

HABITUALMENTE DAÑADOS EN SU INFANCIA.

Estamos hablando de seres que perciben distorsionadamente la realidad, muy especialmente a través del pensamiento mágico. La mala doctrina a la que fueron expuestos cuando pequeños y que ellos robustecieron con un infinito repertorio de decisiones y elecciones equivocadas,les proporcionó la condición de tener cervíz y corazón de piedra.

 

INDOLENTES ANTE EL DOLOR DE SUS SEMEJANTES.

Cuando se acercan a ayudar es para sacar provecho solapado de aquella situación. Una aplicación de tener cerviz y corazón de piedra.

 

ACTORES MAGISTRALES, IMPERTÉRRITOS.

Como viven apegados a la vía mágica, disimulan y mienten con perfecta maestría. Otra aplicación de tener cerviz y corazón de piedra.

 

NULO SENTIDO DE AUTOCRÍTICA.

Todo lo que ocurre es consecuencia y error de otros. Narcisistas. Buscan siempre a un chivo expiatorio a quien culpar de sus pecados y culpas. Nunca son ellos los responsables o culpables.

 

IMPLACABLES PARA JUZGAR A OTROS.

Cuando se trata de castigar o imponer la condena a sus semejantes, ellos son los primeros de la fila.

 

CONTROLADORES E INFLUENCIADORES.

Buscan compulsivamente manejar e influir en las tomas de decisiones de los otros para llevar las situaciones a su propia conveniencia. Como bien lo advierte la experiencia: todo controlador es desobediente y todo ladrón es desconfiado.

REBELDES Y DESOBEDIENTES.

Habitualmente, encuentran natural simpatía por la expresión: “Haz lo que quieras…Esa es la única ley”. Crowley ¿verdad?. En su defecto, desarrollan una nueva ley, creada e implementada para sí mismos.

 

HUYEN DESPAVORIDOS CUANDO SE DEBEN ENFRENTAR A LA CONSECUENCIA DE SUS ACTOS.

Tienen terror a las palabras Sacrificio, Justicia o Juicio Final. Cuando se ven acorralados, habitualmente derivan mágicamente su responsabilidad a víctimas preferentemente indefensas o ignorantes, a través de magia mimética o simpática.

 

INSTRUMENTALISTAS CON LOS ASUNTOS RELIGIOSOS

Si están en serios aprietos van hacia el mundo religioso y sagrado, ya sea en tiempo de adviento o tiempo de cuaresma preferentemente, cumplen todos los ritos de arrepentimiento y remordimiento, piden perdón con lágrimas en los ojos y luego que obtienen su absolución siguen exactamente con su vida profana y de perdición (hasta la próxima).

 

 

LES DESAGRADA SER TRATADOS COMO SERES HUMANOS MALOS.

Evaden toda conversación que trate de la maldad humana. Para todo comportamiento ruin o maligno que hayan efectuado, siempre tienen una muy buena razón para haberlo hecho, siempre una noble y justificada razón, según ellos.

 

BUSCAN COMPULSIVAMENTE LAS DEBILIDADES DE SUS SEMEJANTES.

Al igual que en el mundo salvaje de la selva, buscan incansablemente atacar y hacer caer a los más débiles y desamparados. La idea es causarles dolor y desesperación, pues con esto ellos disfrutan placenteramente.

 

DE INTELIGENCIA Y ASTUCIA LUCIFERINA

Por ser auspiciados por el demonio, habitualmente detentan el conocimiento secreto para los seres humanos, por haber comido indebidamente del árbol prohibido de los misterios de la vida, los cuales siempre buscan usar para su propio beneficio y lucro,lo que unido habitualmente a la inteligencia y astucia luciferina que les da tal auspicio, son seres humanos peligrosísimos sueltos en las calles.

 

Ya lo sabe, éste es el primer perfil de los paganos que se ha realizado. Ocúpelo no para criticar o denigrar ni mucho menos para condenar. Léalo y aprenda, ésa es la única intención que me mueve. Ahora queda capacitado para entender la secreta razón de por qué su matrimonio no camina, de por qué ocurren ciertas cosas en la sociedad que nos deja con un signo de interrogación en la cabeza, de por qué tantos seres humanos no se prosternan en los oficios religiosos a los que asisten, de por qué pareciera que los templos estuvieran usurpados hace rato ya por una presencia maligna. Luego tome la Biblia y lea, se encontrará con temas tan interesantes y aclaratorios como el que le acabo de entregar. Lo que ve a su alrededor debe ser así,debe cumplirse: un tiempo dado por el cielo al mundo pagano, de supremacía y control, se erigirá nuevamente la Desolación en el templo de Dios y de ello hasta el ultimo minuto de esa calamidad será respetado por el cielo con impasible paciencia y misericordia.

 

 


ESTAR EN LO CORRECTO ANTES DE TIEMPO, ES MUY PARECIDO A ESTAR EQUIVOCADO

Me imagino que alguna vez intentó contarle o compartir un secreto con alguien que no estaba preparado para entenderlo, o captarlo. El resultado es habitualmente el mismo: usted termina de culpable o siendo tratado de loco o de enfermo. Esto pasa por haber transgredido el básico principio que dice: “contarle la verdad a alguien que no está preparado para entenderla, es lo mismo que mentirle”. Y precisamente ésa es la ira que se desata contra quien comete esta grave equivocación: ira implacable por haber engañado. La arquitectura de la vida no perdona cometer tan simple e infantil error. La información, para que sea útil y relevante debe obtenerse en el momento y en la forma adecuada. De otra forma, no pasa de ser un chisme y así se valora.

Nunca antes, nunca después. En el momento justo y adecuado. Cuando se obtiene, si no se posee las capacidades mínimas para entenderla, no pasa de ser algo sin valor ni importancia. Si no se posee la experticia para valorarla, no deja de ser un simpático evento, que de tan superfluo, se deja pasar. ¿Se logra entender el daño que hacemos a nuestros semejantes en anunciarles eventos futuros o cosas del por venir?. A pesar del buen prestigio que tiene quien posee la visión profunda o doble, a pesar del prestigio del vidente y del medicine man, la verdad que está velada, es por eso mismo que lo está: porque no debe ser revelada. Revelar es quitar el velo que cubre algo. Mostrar lo que está subyacente. Pero para revelar se debe tener autoridad y poder para hacerlo, de otro modo sólo se aja el misterio y degrada lo verdad implícita. La cooperativa de videntes y charlatanes que nos acompañan en nuestra vida cotidiana podrán ver muchas cosas ocultas, fantásticas y hasta tremendas, pero de poco les sirve todo éso si ignoran la letra a del alfabeto del conocimiento: revelar algo a quien no está preparado para entenderlo o aplicarlo, sirve para causarle más daño que beneficio en su vida. No deseo ser pedante, pero precisamente es por aquella misma razón que un niño de cuatro años va al jardín y no a la universidad. ¿Se ha fijado la multitud de seres humanos que andan por ahí rasgando velos, abriendo portales, husmeando por los tejados  de los templos?. Dicen que quieren saber, que desean conocer lo que está escondido u oculto. Que están dispuestos a todo para lograrlo. Pero en sencillo lo que buscan es influencia y control: lo ignorado para influenciar las conductas, lo desconocido para controlar las conciencias. ¿Logra percibir de lo que realmente estoy hablando?. Correcto. Miedo. Miedo pánico a que la vida y los seres humanos se muevan y comporten libremente. Ahora recién nos estamos entendiendo: ¿pero por qué ése miedo paralizante a querer clavetear la realidad para controlarla?. No quiero pecar de ingenuo, pero éstas preguntas habitualmente nadie las formula, y por eso mismo parecen hechas por un niño desestructurado: ¿De qué sirve saber lo por venir y el pronóstico futuro, si no logramos siquiera controlar lo que está frente a nuestras narices?. ¿Verdad que suena a evadirse de lo obvio, abstraerse de lo evidente, para ocultarse en lo que está en barbecho en la masa informe del futuro?. No por nada el principio básico para subir el peldaño más simple en la fe, es no querer saber, porque de otra forma la fe no tiene el más mínimo sentido. Con la fe, aprendes a dar nombre a las cosas que no tienen nombre aún, aprendes a esperarlas sin el menor atisbo de ansiedad o angustia. Por la simple razón que son tuyas, por la sencilla razón que siempre lo fueron.

El mito antiguo de Orfeo y Eurídice lleva implícito aquel aprendizaje de no necesitar ver para poder creer. La súbita muerte de su querida Eurídice mordida por una serpiente al huir despavorida de Aristeo que quería violarla, hace que Orfeo quiera ir a rescatarla al mismo infierno, y allí seducir con su exquisita música a Caronte, al barquero que cruza las almas por el doble lago de fuego; luego al can Cerbero, y finalmente al mismo Hades, dueño y señor de aquellas regiones infernales. Una sola condición le puso para sacar de ahí a su bella amada. Ir siempre de espalda a ella y jamás mirar hacia atrás, para constatar si aún le acompañaba. Hasta cruzar la luz del mundo exterior. Ésa era su única y gran condición: confiar en su amor sin la necesidad de ver. El mito dice que la llevó por los lagos nauseabundos, por los parajes oscuros, la subió a la barca de Caronte, cruzó la vigilancia del can Cerbero, y cuando ya estaba a unos escasos metros de cruzar la salida, no le bastó confiar en lo que los ojos de su corazón le decían, volteó y miró hacia atrás en la barca, para constatar tan solo que Eurídice le acompañaba desde siempre. Entonces, de acuerdo a lo estipulado, Eurídice desanda raudamente lo avanzado y frente a sus ojos su amada se transforma en un bello vapor de alma que nuevamente encuentra prisión en las regiones oscuras del averno.

Téngase presente: Como dice el viejo principio, todo mito es una verdad y como verdad es un modelo, repetible en el tiempo, para a través de ello formar y edificar conductas ejemplificadoras.

 

Estaba frente a la Vírgen y le dije: “ver para creer/ así me enseñaron que debía ser / propio del espíritu no aparecer/ Dígame Buena Señora/¿qué debemos hacer?. Después de aquella conversación, el poema de Fe se llamó simplemente: “Creer para Ver”. Así de obvio. 


LA SALIDA FÁCIL. NO LA CORRECTA. SÓLO LA SALIDA FÁCIL.

Es muy probable que usted tenga muchos casos de los que a continuación les voy a contar: una pareja que aparentemente son diametralmente opuestos: él silencioso, ella extrovertida, él paciente, ella inquieta e impaciente. Él contemplativo y mesurado, ella reactiva y de mal genio. Da lo mismo, también puede ser viceversa. Usted conversa a solas con cada uno de ellos y se da cuenta que ya no existe amor ni admiración mutua. Los hijos nos mantienen juntos, ellos dicen. Y pareciera que fuese así. Pero habitualmente existe una razón oculta, que muchas veces hasta ellos mismos desconocen, pero misteriosamente aprueban. En siquiatría se denominan a éste tipo de situaciones “relaciones parasitarias”. En sencillo, uno usufructua del otro, se aprovecha, se alimenta, se nutre de su energía y vitalidad. Bueno eso se llama vampirismo diría usted. Pero estamos hablando de algo un poco más extraño que eso. Uno se aprovecha, el otro dice sufrir de ese abuso, llora, gime, se lamenta. Uno se interpone conscientemente en el crecimiento espiritual del otro, (a eso matemáticamente se denomina maldad) y el otro solamente se resigna a ese abuso. Pero a la hora de que alguien se quisiera entrometer para traer normalidad a la relación, no es precisamente el o la abusadora la que nos sale al camino, sino el o la propia abusada. Los patrones de abuso y sumisión a los cuales está expuesto refuerzan su conducta destructiva aprendida desde su tierna infancia. Pero ahí no acaba todo, existen otro tipo más complejo de parejas, denominadas: “relaciones simbióticas”. Ambos son mutuamente parasitarios y destructivos. Aquí ninguno de los dos se separa del otro aunque esto sea lo correcto y beneficioso para ellos. Se destruyen y se alimentan mutuamente en sus bajezas, miedos y traumas. Son contrincantes y cómplices, antagonistas y partners.

Lo complejo de este tipo de relaciones es cuando intentan criar niños indefensos. La consulta del eminente psicoanalista M. Scott Peck se enfrentó a diario con éste tipo de relaciones.. Se aprende muchísimo el haber leído sus libros. Ayuda a salir de la guarida de víctima que uno se endosa gran parte de la vida, para invitarnos a reflexiones un poco más allá de la media: disculpe, ¿malo yo?, ¿usted dice que tengo relaciones de sumisión con mi propio hijo?, ¿relaciones parasitarias con mi esposa?. Usted está loco de remate. Varios de los pacientes de éste connotado terapeuta terminaban abruptamente las terapias que habían iniciado con sus hijos con alguna de éstas aseveraciones, y aún más, las finalizaban ofendidos, por la simple razón que el doctor Peck pensaba seriamente que el paciente no debía ser el muchacho que estaba en su diván, sino sus padres, que siempre esperaban el fin de la consulta con una bien ensayada cara de preocupación por su retoño. Cuando nos acercamos a la imagen externa del doctor M.Scott Peck nos encontramos con una presencia aparentemente frágil e indefensa, por así decirlo un “Jonn Denver del psicoanálisis”. Pero ya a la tercera sesión se debe cambiar radicalmente la opinión que tenemos de él. Agudo, inteligente, y ante todo (por Dios que se agradece: en ningún caso obvio en sus conclusiones). Conoce nuestras rutinas, nuestros paseos secretos, nuestras manías, nuestras eternas justificaciones. Es un gran aporte cuando nos habla de la maldad en nuestra vida cotidiana, sí, en su casa, en su vecindario, en el almacén de la esquina, en fin, en nuestra vida “normal y corriente”. La cosa se pone espesa cuando aparece la dupla eterna en éstos asuntos: el mal y la mentira. Usted los verá permanentemente juntos. El mal siempre miente, ésa es la forma predilecta de reconocerlo. En mi libro Magia hablo otra vez de polinomios para descubrirle o captarle claramente: “Maldad, confusión, suciedad, relajo, desorden, mentira”. El estado natural donde se sumerge quien busca deseo y no amor, quien busca sensaciones más que sentimientos. Y ahí se sumerge largo rato, habitualmente no menos de veinte o veinticinco años. Hasta que cualquier mañana o noche se espanta: el asco y la repugnancia le alejan despavorido. Otra vez Mircea Eliade: “El asco es la defensa del Ser”. Éste tipo de seres humanos necesitan siempre un chivo expiatorio a quien culpar y quien los deje a salvo de sus impecables vidas. Y cuando le encuentran, se concertan para culparle, para seguir exactamente con sus vidas torcidas, donde tan cómodamente viven. El culpable de turno, en cambio, va al exilio y comienza allí recién incipientemente su estación de Fé. Loui Mallé, el cineasta francés muestra en la escena final de su gran filme “Demage”, traducido como ”Obsesión”, una cuadro doloroso, triste, amargo, que yo no agregaría ni quitaría ni un ápice de su desenlace. Es perfecta. Es decir, aleccionadora.

Al igual que George, uno de sus tantos pacientes en el diván, cuya neurosis derivó en obsesión y luego en compulsión, desencadenándose ésa extraña manía de tener que volver una y otra vez al lugar donde una voz le habló en su mente: “vas a chocar; le vas a asesinar; morirás ésta noche”, creo que tomar la salida fácil ha sido siempre lo común en éste mundo. A la hora de sentirse encajonado, emplazado, contra la línea, salvarse, es decir, no querer o resistirse a andar el camino, o como el camino te lo enseña, aprender a pagar en silencio el precio de tu iluminación.

No por nada el doctor Peck lo mira serio y le dice: “Básicamente, usted es una especie de cobarde. Siempre que se hace un poco difícil seguir adelante, usted se entrega. Usted siempre busca la salida fácil, George. No la salida correcta. La salida fácil”.

Bueno, y ahí se vislumbra el inicio de mi libro Magia: “si usted lo quiere fácil y jugarle chueco a Dios, mire lo que le tengo: se llama Mafia, perdón quise decir Magia. En fin, todos sabemos que ambos mundos son lo mismo, sino pregúntenle a Scorcese”.


ACERCA DE LA VERDADERA FORMA DE TROPEZARSE CON JESÚS

El mal llamado tema espiritual al asunto meramente religioso, tiene su momento cúlmine en lo que se conoce como “el encuentro con Jesús”. El religioso, la consagrada le hará un par de preguntas de control acerca de si usted ya ha tenido un encuentro con su Salvador. ¿Conoce a Jesús? ¿ha hablado con Él?, ¿le ha buscado?. Las preguntas llegan a la conciencia del parroquiano en cuestión como cuando en la universidad tuvo su primera clase de cálculo. Exacto. No entendió nada.

¿Y había que buscarle? Pero ¿por qué es tan necesario hacerlo?. Y así se va para su casa rascándose la cabeza y encogiéndose de hombros.

Y vuelve a sumergirse en la vida, en lo que él llama las cosas que sí son importantes. Y se sumerge y se sumerge y se vuelve a sumergir más aún, hasta que un día cualquiera tiene su primer encuentro con Jesús. Me esforcé en ser lo más educado en redactarlo. Debería decir simplemente, su primer tropiezo con Jesús. Su madre enferma gravísima en el hospital, su hermano accidentado en la unidad de cuidados intensivos, su hermanita de apenas dos semanas entre la vida y la muerte en la unidad de neonatología. Es decir, situaciones donde habitualmente a uno en forma natural se le doblan las rodillas, como si el cuerpo supiera que no hay otra salida que arrodillarse y suplicar la ocurrencia de un milagro. “Yo no te conozco, ni creo en ti, pero te ruego, te suplico si eres cierto, salva a mi mamita, sálvala te lo ruego”. Y brotan las lágrimas espontáneamente. Son cientos de miles los seres humanos que hemos experimentado ése tipo de encuentro con Jesús. “Ahí viene el doctor…No sé lo que ocurrió, si ustedes son creyentes, esto es lo que se suele llamar un milagro. Pasen a conversar con su madre, que los espera sentada en su cama”. El cielo llama a este tipo de situaciones sobrenaturales: “el misterioso sendero de las lágrimas”.

Pero existe la otra forma de tropezarse con Jesús: la vía seca, la sin súplica ni ruego, la sin lágrimas ni arrepentimiento. Vas por la vida haciéndole la pega a Jesús, ya que parece que se quedó dormido o lo percibes como si tu vida y la de tus semejantes le importara un pepino.

Entonces tú te echas al hombro a la humanidad, tú eres el buen pastor, tú el que cuidas al huérfano y a la viuda, tú quien multiplicas los panes en la población. Y estás cansado, indignado sería lo correcto decir. Ése tal Jesús es un farsante, un bueno para nada. Lo poco que tengo me lo he tenido que rebuscar yo solito. No hubo ángeles, no hubo misa ni eucaristía. A todos le interesé un bledo. Así que guárdate tu sermoncito del buen samaritano, mira que estoy muy ocupado para escuchar tus leseras. Hasta que de pronto, es tocada una de las ovejitas de su rebaño.

Su pequeñita, su amada angelito es violada brutalmente por tres tipos que estaban completamente drogados. Se toma la cabeza desesperado, y corre por las calles hacia ningún lugar, hasta que de pronto se encuentra sentado llorando de ira, de impotencia y de dolor en una iglesia vacía. En ese silencio, aparece de la nada una mujer de rodillas con su pequeñita caminando junto a ella con un ramo de rosas en los brazos. Una infinita procesión, lenta y pausada hacia el altar. Un espectáculo solemne, una obra divina para un solo espectador. Primero el tenso silencio, los ojos muy abiertos y asustados. La madre deja las rosas en el altar junto a Jesús, besa a su hija y luego se va. La iglesia nuevamente queda poco a poco en electrizante silencio, que lo devora todo. Y ahí queda él con su ira, con su impotencia y su rabia contenida, mordiéndole el pecho, a punto de llorar. Cierra los ojos para obligarse a no hacerlo. Pero de qué sirve, para qué hacerlo. Abre los ojos entre sus ojos húmedos y entre el brillo de la nave y los candelabros está Jesús de pie con su mano estirada. Mira hacia la izquierda donde está Jesús el verdadero, el de las rosas, el de los agradecimientos, el que pone de rodillas a las madres desesperadas, y efectivamente está ahí la estatua silenciosa, garante de las flores. Pero, ¿quién eres tú entonces?. Él sólo continúa con su mano estirada… Guarda silencio, toma un poco de aire, se refriega los ojos y se dirige hacia él, le llama él para negarle llamarlo Jesús (el flaco, el pulento, el que sabe). Así de grande es su ira. ¿y qué estai haciendo parado ahí?, ¡miserable!, ¡te odio! ¡sí, te odio! ¿Ahora venís a hacerte el buenito conmigo?¿Dónde estabai cuando murió mi madre desangrada en el hospital, dónde estabai cuando mi papito se sacaba la cresta para llevarnos unos panes rancios para calmar el hambre, dónde estabai cuando nos quemaron la casa…¡¡¡¡dónde estabai cuando violaron a mi angelito!!!!. ¡¡¡¡te odio, te odio, te odio!!!!. Y rompe en un amargo y doloroso llanto… Y Jesús sigue con su mano estirada…

Esa es la forma verdadera de tropezarse con Jesús. Ésta es la verdadera forma por donde se entra por la puerta chica de la fe, no porque entras humillado, no la aguja por donde no pasarán los ricos sino ésta otra, por la que tienes que pasar por ella de guata, de ira, de resentimiento, si no deseas negarte la posibilidad imperdible de empapelar a Jesús.

Lo harás, te lo aseguro, te quedarán resecos los labios de tanto gritarle y maldecirle, se te contraerá el pecho de tantos insultos…y al final caerás extenuado. Y la mano continuará frente a ti, estirada…

La tomarás, y te lo aseguro, jamás querrás soltarla otra vez. Porque para entonces sabrás muy bien, dónde y qué estaba haciendo Jesús en el mientras tanto.


ODIAR AL PECADO, Y AMAR AL PECADOR

“No hay quien pueda concentrar su atención en el mal,

ni siquiera en la idea del mal, y no resultar afectado.

Estar más contra el mal que a favor de Dios

es excesivamente peligroso.

Todo cruzado puede llegar a volverse loco.

Lo persigue la maldad que él atribuye a sus enemigos;

ésta se convierte de alguna manera en parte de sí mismo”.

 

Aldous Huxley, “Los demonios de Loudoun”

 

Odiar al pecado, y amar al pecador: uno de los consejos más difíciles de asir, comprender y practicar en el camino de la fe. Estamos hablando, por supuesto, de San Agustín. Debe ser quizás por haber sido en su vida uno de los más finos y despiadados pecadores que tiene la historia sagrada, lo lleva a concentrarse en amar al pecador y dejar pasar su pecado, por muy grosero e imperdonable que éste fuera. Recordemos que con su vida licenciosa y relajada hizo sufrir y llorar lágrimas de sangre a su madre, quien también sería santa a propósito de ayudarle a salir del fango, santa Mónica, quien recibió un consejo no menos inspirador a propósito de su hijo de labios de su consejero el obispo Ambrosio de Milán: “Quédese tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”. Ella representa la imagen eterna de tantas y tantas madres que oran por sus hijos descarriados, la que los defienden aún sabiendo que son rematadamente culpables. Esa imagen fáctica y eterna de una única luz encendida en la oscura noche esperando al hijo que vuelva de su juerga. No por nada, San Agustín le da una gran importancia a su madre en sus ya conocidas "Confesiones", que redactó, en gran medida en agradecimiento a ella y a Dios por haberle dado la oportunidad de permitirle sacar la naríz del lodazal. La historia la ensalza pues ya había hecho lo mismo por su no menos pagano y energúmeno esposo Patricius.

No siempre ocurre así. Voy a intentar decirlo correctamente: casi siempre no ocurre así. El mal deja huella imborrable en el pecador, tanto así que éste termina persiguiendo a otros, culpando a otros, destruyendo a otros, al querer limpiarse, o borrar ésta herida que la pezuña del demonio le asestó en su carne. El pecador, como a todos alguna vez nos ha ocurrido, termina viendo al demonio y sus trucos, en sus semejantes, y no descansa hasta verlos destruidos y muertos, en el deseo feroz de querer verlo muerto y destruido a él. Éste es precisamente la jugada maestra del demonio: habernos enseñado a odiar. ¿Pero cómo parte todo se preguntan muchos?. Es a éste inicio al que se denomina “Mysterium Iniquitatis”, y como la expresión lo aclara es un misterio. El misterio de la maldad humana. La expresión precisa para denominar a éste veneno que se licua en las venas, lo encontré en ciertos viejos libros que tuve el privilegio de estudiar, de aquellos que no es recomendable hojear: “el castillo del irás y no volverás”. ¿Recuerda al capitán Ahab amarrado a Moby Dick, apuñalándola una y otra vez, gritándole desencajado con ojos inyectados de ira y rencor: ¡Te odio, te odio, te odio!?. Herman Melville, el autor, describe entonces al final de aquella clásica novela: y así se hundieron ambos, hasta que de ellos no quedó nada.

La historia mágica tiene tres o cuatro casos en los cuales el demonio se disfraza, perdón, quise decir se mimetiza en muchas personas a la vez, creando una atmósfera pesada y demencial, donde el río se sale de su cauce normal. A ése momento se le denomina “caza de brujas”: “¡¡¡tú fuiste!!!, ¡¡¡no, fuiste tú!!!; ¡¡¡yo la ví a ella!!!; ¡¡¡no y no, yo te ví a ti!!!” y así hasta el hartazgo. Por espacio de tiempo seré muy breve: el impasse Gaufriddi, 1610, y su telenovela venezolana entre Louise y madeleine, dos consagradas ebrias de celos aburrimiento y desesperación, disputándose quién era la favorita del sacerdote.

Las posesas de Loudoun, Urban Grandier, 1632-1634, como Jules michelet resume: “siempre el sacerdote libertino, siempre el fraile celoso, siempre la monja energúmena por cuya boca se hace hablar al diablo, y siempre el sacerdote quemado al fin”.

Las posesas de Louviers, Madeleine Bavent, 1633-1647, embriagadas con belladonna y otros brebajes mágicos, haciéndolas creer que asistían a los aquelarres para ser desposadas con Satán, para en ésos precisos instantes de delirio, poseerlas brutalmente.

Y bueno, finalmente, las conocidas “brujas de Salem”, Massachussets, 1692, que el dramaturgo Arthur Miller utilizó como plantilla para escribir su obra de teatro “The crucible”, El Crisol. John Proctor debe atravesar el fuego del martirio público y preferir morir antes que traicionar su conciencia de ser verdaderamente inocente, para de ésa forma ser purificado de la acusación que se le imputa. De ahí crisol, ése extraño instrumento que es utilizado para hacer ciertas operaciones con metales a altísimas temperaturas. Pero bueno, eso es tema de otro comentario.

 San Agustín de Hipona: 354-430 d.C. : Santo y doctor de la Iglesia Católica.


EN NUESTRA RELACIÓN CON DIOS, TODOS SOMOS HEMBRAS

Esta expresión pertenece a Clive Staples Lewis, conocido mundialmente como C.S.Lewis, a quien el mundo conoció masivamente por sus “Crónicas de Narnia”. Intentaremos seguir el rastro que éste genio nos legó para poder siquiera vislumbrar a qué se refería cuando habló de todo ello. Comencemos: La mitología nos habla del dios Pan, el dios pastor de los prados, músico e hijo de Hermes, Sus características se asemejan mucho a un fauno: velludo, caprino, muy feo, cuernos y patas de cabra, y se le representa comúnmente con un gran falo en erección. Despreocupado, indolente. Gustaba dormir largas siestas en el campo, y participar en los juegos y danzas de las ninfas en los bosques, a quienes siempre desea violar. Quien importunaba sus siestas era espantado con sus terribles gritos, huyendo despavorido de aquellas landas. Para que nos entendamos, véalo como el patrón de los campos y los bosques. Él era nuestro amigo Pan. Ahora Sigmund Freud: para él la presencia de la angustia es una señal clara de la presencia de que algo nos acecha o amenaza en un lugar indeterminado. Por así decirlo, el pánico es una alarma generalizada de aquella angustia; es por ello que Freud hablaba del pánico de masas o angustia de masas. Algo que se desborda y se escapa de todo control y mesura. Un temblor permanente, un temor instalado y animal. Como alarma, mientras no se capta peligro, no hay señal-angustia y tampoco pánico. Es decir, se puede estar a pasos de la fauce del león, pero mientras no haya señal de peligro, no hay temor-angustia-pánico al león, por así decirlo.

Finalmente James George Frazer: Pan, risueño, aventurero, mujeriego,impetuoso, vividor,  pierde la alegría cuando conoce a Eco, quien a su vez, amaba en secreto a Narciso, que como todos sabemos tenía un solo y único amor amor: él mismo. De ahí la tristeza de pan y su posterior alejamiento. Desde entonces se anuncia: ¡El gran Pan ha muerto!. La naturaleza, los campos y los rebaños,hasta las mismas ninfas, las mismas que él se encargaba de voltear en pastizales, entre gritos de espanto y risas, están de luto. La fecundidad y la ubérrima vegetación está acechada con herida de muerte también.

 

Algunas líneas finales a modo de conclusión. Oiga, perdón, ¿y su explicación?. Mire, amigo, hay cosas que en ésta vida se explican solas, como cuando una mujer ya no te ama, como cuando decides tomar los hábitos y no volver a mirar atrás: las ninfas somos todos, que huimos por el bosque al no querer ser penetradas por el dios medio hombre y medio animal, sí claro, entre gritos de espanto y entre risas. Nuestro Dios lo percibimos como al viejo Pan, el caprino peludo con su falo erecto, queriendo poseernos e inundarnos con su alegría y abundancia. Y ahí vamos por el campo, entre árboles, entre heno, entre arroyos, haciéndonos las difíciles, repito, entre risas, hasta que una tarde o noche cualquiera somos penetradas y preñadas de misterio. ¿Le quedó claro?.

Una última pregunta: ¿y el temor, la angustia y pánico dónde cuadran en ésta explicación?. Bien sencilla su pregunta: pregúntele a una mujer que arde de deseos y de amor porque vuelva el amor de su vida. Ella le dirá: “de puro tonta y lesa tengo ésta angustia en el corazón y hambre en mi cuerpo, de pura fatalidad de no haber sido capaz de captar las señales claras que me dio el amor cuando le tenía a mi lado, y que ahora perdí. ¿Me trae por favor otro vasito con agua de las carmelitas?”.  

 

C.S. Lewis (1898-1963): Erudito irlandés, medievalista y renacentista. Profesor destacado en las universidades de Oxford y Cambridge. Entabló amistad con otro genio J.R.R. Tolkien, quienes formaron el grupo Inklings.

 


DEMASIADA INFORMACIÓN EN LAS CABEZAS, Y POCO DINERO EN EL BANCO

¿La has visto llorar?

¿Come sus guisos con sal?

Sacado de por ahí...

Hace siglos atrás el conocimiento se entregaba codificado, encriptado decimos en la era moderna, con dos objetivos claros, a saber: primero para ocultarlo de las personas inadecuadas, y en segundo lugar para preservar su continuidad con el correr del tiempo. Entonces el conocimiento, el saber, se traspasaba de labios a oídos o, en su defecto, a través de grupos cerrados de iniciación. Eran los tiempos de “lo velado, lo revelado, lo oculto, el velo del misterio”. El aspirante debía entonces cumplir con una serie de requisitos de difícil realización para ser aceptado en el adoctrinamiento. Como requisito esencial se solicitaba saber lo menos posible, estar aferrado lo menos posible, ser lo más moldeable posible. Éstas tres características hacían al principiante una “plasticina lo más fácil de formar y guiar”. Pucha, qué bellos tiempos…

En la actualidad, sumidos en la era de la información, el fenómeno que se ha dado es a la inversa, es decir, debes saber lo más posible, estar aferrado a la realidad lo más posible y ser lo más contestatario y rebelde posible. Ésta nueva “masa informe” es la que pide ahora ser iniciada y guiada en los misterios de la información, perdón quise decir del conocimiento. Oiga, ¿pero son  lo mismo acaso?. Claro que no. Y he ahí el nuevo y gran dilema del hombre moderno: me informo o conozco. Creo que todos somos un buen referente para hablar de información: nuestra nube de miles y miles de terabytes con  archivos y comentarios, con papers, investigaciones y tantos artículos imperdibles;   por otro lado, las repisas llenas de cd, libros, de revistas, de diarios, de recortes, de videos, de archivos, de entrevistas, de reportajes, de especiales, de dossier, de “joyitas inencontrables”, de pergaminos, etc. Pero ¿cuánto de lo que acumulamos de verdad lo conocemos aparte de saber dónde está para echarle mano en el momento apropiado?. Conocer es eso: haber andado en aquellas calles, haberse sentado en ésos café y charlado largo y tendido, conocer es saberse los atajos y las calles más concurridas. Saberse la hoja de ruta, como tanto les gusta la expresión a nuestras autoridades. Pero resulta que ahora estamos entrampados en la información, tenemos demasiada información de todo y de todos. Un paréntesis. Sonrío cuando aún hay personas que cuidan celosamente sus datos personales y su conciliación bancaria. Los remito a mi anterior post. Cierro paréntesis. En su inbox, la antigua bandeja de entrada, diariamente recibe cientos, miles de avisos, ofertas, memes, spam, invitaciones, post, reclamos, etc. Si usted es un súper hombre tal vez podrá ir al día con toda la información que su actividad le exige digerir. Usted me podrá responder: sí, lo hago. Pero la respuesta que le tengo sí que es inquietante: ¿Qué o  quién que usted quiere, valora o estima, “paga” el costo de andar en éste otro Ferrari que Google nos regaló a la humanidad?.  ¿Su madre, su hijo, tal vez su novia?. Ah ya sé, usted mismo. Internet es inofensiva, disculpe, voy a ponerme la aureola. Quise decir, parece inofensiva. Pero tiene un detalle que hay que saberlo percibir que es realmente perturbador. No se puede explicar sin un soporte, sin una infaltable “cookie”. Jean Potocki escribió un novela realmente brillante, llamada “manuscrito encontrado en Zaragoza”, versión francesa de su original polaco “Historias del Comendador Toralva”, de 1804 aproximadamente. Son relatos elaborados con el recurso literario de  historias entre historias, tal como lo hizo Bocaccio en su tiempo, tal como lo hizo Cervantes en su Quijote.

Voy a intentar resumirlo: le ruego que no quite su vista de Google, y en una de ésas comprende de lo que le quiero hablar. Un hombre se encuentra en su camino a qué se yo, con un grupo de desconocidos que hablan de un tema en particular. Entonces el que parece protagonista dice: “es muy parecido a un relato que le escuché decir a una gitana en Mallorca, que decía más o menos así…: “éste era un religioso que tenía a escondidas una querida que se llamaba Violeta…y blá, blá, blá…y el cuento tiene su parte fundamental cuando el monaguillo le dice seriamente al investido: ”no hay que parecerlo, sino también serlo”. Entonces el sacerdote responde: “chiquillo malcriado, te pareces mucho a la historia que le escuché decir a una anciana al interior de Lisboa, que decía más o menos así: “Susana tenía un sobrino llamado Raúl… Espere un poco, dice uno de más allá, en el fragor de éste otro relato: ésta historia se parece a mi padrino Leonardo, un hombre de tierras por allá por Sevilla, quien tenía una sobrina…¿se entiende?. Ya vamos en una historia que se cuenta en otra historia, la que también se narra al interior de ésa tercera historia. Y así hasta el paroxismo. ¿Cómo dijo?. Dije Paroxismo: aquello que lleva al límite de la emoción y exaltación. En la novela queda muy claro para qué llevar a ése paroxismo: para fragmentar el alma o la atención en múltiples atenciones, para cuando no sabes cómo ni cuando estás yaciendo entre huesos y cadáveres a los pies del Nazareno crucificado. En palabras mágicas: para no saber cómo ni cuando te voltearon o te dieron vuelta la realidad. En la Edad Media se conocía a ése desmembramiento espiritual como un estado febril o de endemoniado. ¿Me hago entender?: Donde todos callan, y ríen para callado.

En su aplicación moderna y muy cercana a nosotros, en Chile, como todo país cariñoso y siempre preocupado de dar hospedaje y buen trato al forastero, se dice simplemente: “esto te pasó por pajarón”. Sí, claro, en el mejor de los casos.

 

 

Conde Jean Potocki de Pilawa (1761-1815) : Noble, científico , historiador y novelista polaco.


ACERCA DE LA CANDIDEZ, Y OTRAS VIRTUDES PATOLÓGICAS

¿Verdad que es gracioso afirmar

que los demonios tientan al hombre?

J.A.L.

 

 

Cuando era muy jovencito escribí un poema que hasta el día de hoy me tiene intrigado: “La más pérfida de todas las virtudes”:  “Debo ir huir de ti / la muerte ronda tus aposentos/ ¿Tendré que decir que fui afortunado/ al no abrirme la puerta/ cuando arañé su madera por entrar?/ Tú la inocencia /la que pones alfileres a los niños/ en sus manos/ y se divierten / arrancándole el corazón a las palomas/ Tú, la nocturna claridad/ que enciendes el apetito voraz / de las hadas en sus vientres/ Debo huir de ti / Ya no deseo volver más a éste mundo/ No existe nada debajo de éstas estrellas / que pueda hacerme sonreir / ¿Por qué no me dijiste / que conocías todos los misterios en éste tablero funerario de la Vida?”. Es bastante más largo. Dejémoslo sólo hasta ahí.

En mi experiencia sobretodo en el tortuoso mundo de la magia concluí sin querer ser peyorativo ni mucho menos irrespetuoso: “en éstos arrecifes se hace mucho más daño siendo simplemente torpe que implacablemente malo”. Lo mismo ocurre con la candidez. Partamos por definirla: “calidad de alma pura e inocente, ingenuidad”. Es decir, una virtud, en tanto primero una “fuerza de las cosas para producir sus efectos, ante todo para conservar la salud corporal”. O sea, primero se es virtuoso para mantenerse sano, que virtuoso para hacerse bueno.

No es entonces tan aventurado afirmar que un ser humano que le da mayor importancia a su cuerpo que a su alma, ante todo es cándido y virtuoso, en el estricto significado que le daban los antiguos a esta palabra. Buscan la salud integral de su ser, pero intuitivamente parten por cuidar su habitáculo, sin siquiera inquietarse por el bienestar espiritual. La candidez en tanto pura, actúa en forma indiferenciada, salvaje por así decirlo: puede ser simultáneamente cariñosísima y déspota, lumisosa y albergar rasgos psicopáticos. Es por ésta razón que la religión linda peligrosamente entre lo sagrado y el sanatorio, entre lo divino y lo esquizofrénico. Aprendí a conocerme y aún río de buena gana al ver a todos aquellos santones que se ponen su uniforme radiantemente blanco y su bien cuidada barba blanca, antes de atreverse a decir algo interesante o al menos que huela a divino. Sígame en mi razonamiento y dígame por favor si estoy equivocado. Para ello siempre ocupo el viejo truco de los polinomios: abro paréntesis: (blanco,puro,intocable, impoluto, inalcanzable, inaccesible, lejano, aislado, solitario, lobito, escapado, montaña, ashram, ordenadito, blanco, puro, impecable, por favor no me toques) .Cierro paréntesis.

Eso es lo que nos enseñaron que era lo puro, o al menos lo que se le parecía. Y salimos arrancando todos a la montaña. Y desde entonces ésta paranoia y éste terror animal al ser humano al estar hablando de amar a nuestros semejantes. Te amo, pero no me toques, oro por ti, pero ni loco te doy la mano.

Me voy a adelantar a su pregunta que cae de cajón: ¿entonces que es lo puro?. Tal vez nadie tenga la respuesta a ésta gran interrogante, pero yo sí tengo la respuesta a lo que debería ser: otra vez mi truco de los polinomios. Abro paréntesis (oscuro, sudoroso, cansado, sucio, maloliente, despeinado, contigo, a tu lado, yo por ti, oro por ti, sufro por ti, dame la mano, te amo, pero no me abraces que estoy inmundo y doy asco). Cierro paréntesis.

Termino éste post con un guiño al gran Rudolf Otto, quien nos abrió la cabeza a quienes estábamos enfermos de tantas virtudes patológicas: lo santo no es lo bueno, ni lo luminoso, lo santo y puro es lo NUMINOSO, es decir lo que quieres abrazar, pero te da miedo hacerlo, es aquello que quieres ir feliz a su encuentro, pero te frenas en tu carrera y caes de cabeza ante sus pies en reverencia y temor reverencial.

¿Le ha pasado esto alguna vez, lo que los eruditos llaman “la experiencia de lo numinoso”?. O tan sólo es un fans más de su “maestro”,y termina sacándose selfies con su sabio gurú y guía.

Si es así, mi comentario se lo endoso a lo que me repite continuamente mi hermana Patricia entre risas: “¡qué fuerte lo tuyo!”.

 

Rudolf Otto (1869-1937): Eminente teólogo y erudito alemán en el estudio de las religiones comparadas.  

 


PARA SALVAR LA BARCA, HAY QUE DESTRUIRLA

Reía de buena gana al escuchar un comentario de un joven que decía frente a mi stand de libros en la Universidad Mayor: “¡pucha, aquí se hablan de puras cosas pasadas de moda!”. Sonrío una vez más. Voy a tratar de explicarle a éste chico anónimo y a ustedes de por qué las cosas que hablo siempre (¿me escucharon bien?), siempre serán la vanguardia en las cosas que vivimos y experimentamos en éste mundo.

Las seis etapas presentadas en éste friso llamado “Opera Omnia” son seis iniciaciones que todos los seres humanos debemos vivir en una existencia o giro, en palabras de nuestros hermanos orientales. Mi hermana Juanita me decía preocupada: “aclara a la audiencia que tienen un orden específico y necesario. Primero Pasión, luego Fe, luego Magia…y así en adelante”.

Sí claro, le respondí: “una telenovela sagrada y esencial”.

Las mentes más preclaras del planeta a lo largo de los siglos no me dejarán de mentiroso si afirmo con certeza matemática que a un ser humano común y silvestre como usted o como yo, nos llevará al menos treinta años en descubrir y aceptar la inutilidad de las pasiones. Las castas más austeras de la India o los grupos más serios en oriente en general, utilizan técnicas que podríamos denominarlas como “abúrrete y asquéate de las pasiones que con tanto entusiasmo y vivacidad defiendes”. Estoy hablando de poner al neófito a meditar entre gusanos o en lugares asquerosos. ¿Se entiende?. Apurar el proceso de reflexión y descubrimiento. La reflexión es dura, pero necesaria para el entusiasta aprendíz: “para allá vas también tú”. Lo normal y corriente es que un ser humano jamás logre siquiera vislumbrar en una vida de ochenta y seis años por ejemplo, de cómo es saboreado como un trocito de turrón dulce y empalagoso por la insaciable naturaleza, que, dicho de paso, siempre nos quiere mantener dormidos y distraídos en éstas verdades eternas.

En la fe, se hallará repitiendo cosas de la cual habitualmente no se suscribe en su disciplina diaria y cotidiana. Es decir, creyente de fin de semana, de semana santa, de navidad de peregrinación, de festividad sagrada, no importando tu religión o credo. Le llevará, al menos, quince años en tomarse en serio como un ser de fe, sí, claro, a solas consigo mismo, en el silencio de su habitación.

Cuando se ve la “película completa”, lo primero que se descubre es que una vida está llena de distractivos o situaciones que nos invitan a dormir profundamente: en la pasión, la eterna búsqueda de la pareja soñada, las almas predestinadas, el eterno juego de llamar amor sincero a la simple pasión carnal y animal. En fé, creerse trascendido o tocado por lo sobrenatural, siendo que la vida interior a solas se sigue siendo vulgar y animalesco. En Magia, nos encontramos con una troupe de personajes eternos que denominé la “Ópera Mágica: la bruja, la puta, el sapo y el gil”. Usted verá que éstos amigos lo tendrán entretenido al menos veinte años de su vida. Y para qué continuar.

María la Judía, la gran alquimista, nos habla en su opúsculo “Diálogo de María y Aros”, acerca de la vía seca:  “pero los filósofos no han querido decir nada de ello, a causa de la brevedad de la vida y la largura de la Obra”.

Otra vez lo mismo: tiempo. Me atreví a traer a éste breve comentario a María la Judía, pues a ella se le atribuye el método de reducir el larguísimo tiempo para lograr la piedra filosofal en una hipotenusa (camino corto, pero extremadamente tortuoso), de no menos de veinte años. No lo quiero despreciar como lector, pues usted sabe contar y sumar tan bien o mejor que yo. Sume, y verá que ya llevamos en éstas cuatro estaciones, al menos, ochenta y cinco años, y aún nos quedan dos más para finalizar.

“Acuérdate de tu Creador en los años de tu juventud”. Se fija que éste consejo del Eclesiastés más que una sentencia impuesta, es un consejo de buena leche, porque si usted parte joven éste trabajo, digo doce años, puede que en una de ésas lo termine a los noventa y cinco años. ¿Con suerte?. No, en ningún caso. Con gracia, eso sí.

Si al igual que quien escribe éste post, usted se puso pálido y traspiró helado al saber la verdadera verdad de no alcanzar ni siquiera a vislumbrar en serio una de éstas estaciones, tal vez se tropezará, al igual que yo, con ésta enigmática expresión: “para salvar la barca, hay que destruirla”. No se preocupe, no la entenderá en no menos de dos años de reflexión seria y comprometida. Luego, cualquier día o tarde, echará la última mirada a su vida como tanto le gusta tener y la ofrendará al cielo para ser prenda de holocausto. Es decir, fuego, cenizas, nada, no quedó nada… Sólo entonces lo otro, lo sagrado, lo verdadero, lo real, tomará su lugar, y, se lo aseguro: ésta titánica tarea de cien años a cabeza gacha de trabajo duro y dedicado, éste otro ser luminoso lo terminará en no más de treinta, y lo mejor de todo, sonriente y feliz.

 

Muy pronto subiremos un sencillo video que realizamos hace unos años atrás para el libro Pasión. Lo primero que se dará cuenta es lo largo que es. Demasiado, para los tiempos urgentes que vivimos. Lo hice a propósito. Respire hondo, observe, disfrute y contemple. Me agradaría saber si usted también pudo ver lo que éste simple instrumento divino pudo percibir en aquella fría estación. ¿Fría, dijo?. Perdón, quise decir una vía gélida, de la cual muy pocos, muy pocos vuelven. 

NOTA MUY,PERO MUY IMPORTANTE: Si usted es de las personas que vino a éste mundo como a un entretenido paseo de fin de curso, le ruego que pase por alto éstas incómodas e innecesarias palabras.


EL REY DE LOS IDIOTAS

Las lecturas sufíes son algo de lo que uno nunca se arrepiente de haber realizado. El destacado exponente y divulgador del sufismo en occidente, Idries Shah, denomina Idiota al máximo nivel de iluminación o contemplación que aquella doctrina busca alcanzar. Idiota en términos de ver, captar, sentir, entender muchísimo más que sus semejantes. Tanto así que sus hermanos lo llegan a captar como si de verdad lo fuera, en el sentido peyorativo de la palabra. Otra vez lo mismo que en mi primer post, risible, que causa irrisión o burla. Buscando arreglar los sentidos, al contrario que lo hizo el poeta francés Arthur Rimbaud, poéticamente lo solucioné en mi libro Fé con la denominación “un adelantado al pasado”.

Va hacia atrás, más atrás en el tiempo, mucho más, tanto así que a corto andar queda en la vanguardia del espíritu humano. Ése idiota es el protagonista de la puesta en escena de la presentación de mi primer libro en San Bernardo, por allá a comienzos del dos mil. Quien escribe, daba la bienvenida al público, agradecía su presencia, y lo que las buenas costumbres exige, cuando de improviso del público tres hombres lo increpan de “falso”, “impostor”, “fraude”, etc. Él sigue impasible su discurso aprendido. Que la pasión, que la fe, que el amor… Otra y otra vez insultos y gritos. El respetable se incomoda y hace barullo. Entonces éstos “ajusticiadores” suben al escenario y le dan una feroz golpiza. “Te lo advertimos”, “para que escarmientes”. Lo dejan tirado en el piso y se van. Ellos saben la razón del por qué la paliza, inclusive el afectado lo sabe. “No te queremos ver más en cosas semejantes”. Pero el público no lo sabe. Este hombre primordial que conversaba animadamente con el público-mundo se interna entonces bruscamente en el mundo de la verdad, de su verdad. Y como todos lo hemos hecho, a través de un sencillo espejo. Es ahí donde dos sibilas lo vendan con una gasa oscura, dejándolo ciego al mundo que tantos y tantos llaman “el mundo real”.

Buscamos recrear el mundo fantasmagórico de los sueños, el que se mueve en otra coordenada espacio-tiempo, el tiempo mágico, eterno, donde todo es real en la medida que lo creamos así.  Hasta el día de hoy me emociona que como “director” de esta sencilla puesta en escena, mucho más sencilla que las del “Cabaret Mystique” de Jodorowsky en Paris, logré entusiasmar a un grupo de promotoras y asistentes que teníamos en la agencia de publicidad que dirigíamos en ése entonces. Tomaron mi mano y nos internamos en el mundo de Alicia, pero ahora la de los horrores. Horror en tanto todos saben tu verdadera verdad, excepto tú. El hombre que parecía que se las sabía todas, caminaba por ahí con una inmensa mancha de sangre en su alba camisa bien planchada. Va de sorpresa en sorpresa: todo en su vida era mentira, engaño, ilusión. ¿Estuvo tan mala la golpiza?. Se despierta en “el otro lado”, y allí también asiste su mujer a esta cena funesta de vino,pan flores y candelabros, su cena íntima, su última cena: “A medianoche, el alma cena con sus victimarios, tú ,a quien más y más he amado…¡me traicionarás!”.

Es ella precisamente la que lo entrega a los ajusticiadores, eso mismos del allá, la de la golpiza en el escenario. Lo arrastran a la cruz…y ahí lo crucifican implacablemente. Qué parecido, demasiado parecido: juegan a los dados con su raído hábito, ¡Salve, salve, al rey de los idiotas!. Mientras su mujer y la plebe coquetean y cuchichean acerca de lo perfecto que les resultó su plan. Entre sangre, y lágrimas medita: “Cae y cae la niebla sobre tu recuerdo: pero ¿de qué color era tu sonrisa, cuál el sonido de tu mirada?”. Efectivamente esta separado, escindido. James Joyce lo llamaría Exiliado. Ya se presiente su próxima estación: “Nihilo”, la nada, donde ya el sabio afirmaba en la antigüedad: fuera de la nada, nada.

La obra tiene varias estaciones y va de la estridencia y los gritos del Daño y la Sed a las sutilezas de Nihilo y Quietud.  El audio que dejo con éste artículo  acompaña para cuando el Fuego muere. Su fuego. La primera vez que escuché la ópera sagrada-pagana “Flamma,  Flamma, el réquiem del fuego”, de Nicholas Lens, casi lloré de emoción. Por fin alguien había visto el hilo delgado entre la la luz y el atardecer. El sagrado mundo de lo divino y lo otro desposados armoniosamente. Ocupé el corte 14 “Ardeat Ignis” para su estadía en el “desierto blanco”: por fin ve con sus propios ojos, pero ahora ya no hay conclusiones claras y contundentes, sólo preguntas: ¿cuál es el color del azul?...sabias afirmaciones: “el color de la risa es azul como el llanto. Llorar a solas es un rito sagrado”.

Por fin es otro, más siempre quedará la duda, tal vez siempre fue el mismo, más sólo, como habitualmente ocurre a estas alturas de la novela, el interesado es el último en enterarse…

 

Quién sabe si nos volveremos a tropezar en algún escenario del mundo con ésta obra, la forma más extraña y divina de entrar en razón, como el cielo llama “la economía de la salvación”.

 


TODO LO QUE NO ES RIDÍCULO, ES CADUCO

 

Les doy la bienvenida a éste sitio con cierto aroma a naftalina. He investigado desde muy joven el rostro polvoriento del espíritu humano, las migas de mazapán que dejamos en el lar para algún día ser encontrados. Al igual que usted, yo también dije que buscaba a Dios y terminé hallando al hombre, dije que buscaba tener fe y terminé crucificado en la cama, dije que quería ser feliz y aún algunos me recuerdan como el hombre de la mirada triste. ¿Qué pasó en el intertanto ?, qué nos pasó que terminamos en éste lugar del bosque?. Por supuesto, que no quiero transformar éste simple blog en un diván, sino más bien en un lugar discreto del jardín donde solíamos hacer las cosas que más nos gustaban cuando niños: charlar largo y tendido con nuestro gato, tendernos a ver nubes en un atardecer arrebolado, en fin, cerrar los ojos y aún poder captar lo que llaman el silencio. Qué exquisito mundo. Ése es el humilde propósito de mi blog: buscar y hacer las cosas que de verdad me hacen feliz. Si por sincronía o semejanza mi búsqueda se parece a la suya, le doy la bienvenida, siéntese a mi lago, sáquese los calcetines y a patita pelada caminemos sobre el pasto mojado. No es necesario que nos pongamos graves y que queramos explicar lo que nos pasa como país o como raza: respiremos profundo y hablemos de las cosas bellas de este mundo, tal vez muchas de ellas están muy lejanas o inaccesibles a nuestras vidas, más, al igual que ocurre con los templos sagrados, todo en ellos es indispensable: las pilastras, los ornamentos, los vitrales, el hombre de fe, el que busca en ellos sólo a la chica de sus sueños, el que va detrás de lo sagrado para hacer cosas mágicas.

Parto mi blog con mi sincero homenaje a un genio en los asuntos sagrados y estéticos: Mircea Eliade. Con él se despierta la necesidad de aprender a mirar con los ojos plácidos del alma, la hermosa alma que ve con la misma indiferencia “un haza y una moneda de oro, una pierna de ternera y un muslo de mujer”. Cuando leí por primera vez en su “Vuelo Mágico” que “todo lo que no es ridículo, es caduco”, poco o nada entendí, pero me causó un hormigueo en mi cerebelo. Pero, sí claro, entendía, sólo que no lograba recordarlo. Pasa lo mismo cuando encuentras a alguien que nunca habías visto en tu vida, y su sola presencia te invita a sonreir por nada, complicidad, códigos secretos y mutuos, antiguas charlas ya disfrutadas. Claro, Mircea, lo que querías decir, es que cuando uno se civiliza de una u otra forma se domestica, se hace rutinario a las cosas del alma, te haces “demasiado cierto” le diría Juan Matus a Carlos Castaneda. Lo que se necesita es frescura espiritual, y no hay otra forma de ser original en éste tema que ser ridículo. Lo ridículo causa risa, escarnio, burla, irrisión, más por ello mismo no pasa inadvertido por ser inédito, es decir, nunca visto ni oído.

Tal vez podría presentarme como escritor o como Poeta, que es donde más cómodo me siento, pero prefiero ser conocido como un investigador del espíritu humano. Tal como el poeta del renacimiento miré el libro y dije un buen día: esta cuestión no cuadra con la vida. Es decir, no vale tan sólo haber leído mucho, sino que en algún momento debes deshacerte de tus pergaminos y entrar al laboratorio. La vida, la que se chorrea por los marcos de los cuadros donde queremos aprisionarla, la que no cuadra con los bonitos discursos dominicales, la que nos saca de quicio cuando creemos tenerlo todo ordenadito y clasificado.

A comienzos del dos mil lancé en Chile lo que con la pasión de ese entonces denominé “la primera sonda de inteligencia espiritual enviada al pasado mañana”. ¿Verdad que suena ridículo?  1.500 textos raros de hermetismo, ocultismo y tránsito sagrado. 800 biografías de mujeres y hombres destacados en éstos temas, un glosario de términos y definiciones básicas, un diccionario insoportable, donde, por economía de palabras o cháchara, intenté definir muchas términos en sólo dos palabras: ejemplo “brujería”: santo remedio; adivino: ”bromista inculto”; alma: “huérfana extraviada”; cama: “ver sepulcro”. Ese cosquilleo que se siente en la nuca al comprender de qué estamos hablando, ésa sonrisa cómplice, ése es mi humilde aporte  con aquel diccionario. Un divertimento para decirle al mundo: “hey, no te tomes esto tan, pero tan en serio. Aprende también a pasarla bien en este mundo tan solitario, o si lo prefieres “aprende también a disfrutar y saborear tu amargo dolor”.

Aplíca el principio de lo que está caduco en tu vida a través de lo que te acabo de señalar y luego me cuentas. Indudablemente también entenderás lo que realmente nos pasa como sociedad en Chile y el mundo, y de pasada echamos abajo el mito que cierto conocimiento tiene poca o ninguna aplicación práctica en nuestras vidas. Sí, evidente, llegarás a la misma conclusión: entre tanta tecnología de punta y ultra avanzada, nos volvimos totalmente rancios y obsoletos.

 

Mircea Eliade (1.907-1986): filósofo, historiador de las religiones y novelista rumano. Un verdadero genio.


SIEMPRE IGUAL...SIEMPRE IGUAL

Dios está en los detalles. Creo que en esto estamos de acuerdo todos. Pero espere, no he terminado. El demonio también está en los detalles. Ésa es la razón desconocida de por qué la guerra espiritual se libra en las minucias, en las cosas que pasan inadvertidas al ojo humano. Es decir, no hay terreno neutral en la guerra espiritual que libran los demonios y los ángeles. Todo es disputado celeosamente, no hay puente ni colina que sea percibida como un objetivo secundario.

Los grandes clásicos de la Magia no hacen sino recordarnos esto, junto con dos o tres cosas simples, pero esenciales que se deben tener claras, antes de caer inevitablemente en el pozo, de donde no se sale nunca más:

  1. DIRÁS PRIMERO DIOS, MÁS TU DESEO SE ENCARGARÁ DE DARLE LAS PRIMICIAS A TU CUERPO

       Después de hartarte, hasta el vómito, con el abundante banquete,te  acordarás               de tu Creador sólo a la hora de arrojarle las sobras a las  bestias

  1. PARA CUANDO LA RISOTADA DA LA BIENVENIDA:

       Pedirás el filtro y la pócima entre carcajadas y risas

 

  1. ESCUPIRÁS LA CRUZ, TE ORINARÁS EN LOS TEXTOS SAGRADOS

       Y con sólo eso creerás que ya eres malo.

 

  1. OLVIDARÁS TU PALABRA EMPEÑADA. NUEVAS AMISTADES AMENIZARÁN TUS BACANALES

       Qué fácil te resultará olvidar el rostro y el calor de las manos de quien realmente         te había amado.

 

  1. ARRANCARÁS DE CUAJO EL CORAZÓN DE LAS PALOMAS, POR UN PAR DE MONEDAS SACRIFICARÁS A TU HERMANO, A TU PROPIO PADRE

       ¿Pero cuánto te darán por un frasco de su preciosa sangre?

 

  1. ENTRE EL HUMO Y LAS SOMBRAS LEERÁS TEXTOS QUE HARÁN HUIR DESPAVORIDA A TU ALMA.

      ¿Dónde encontrarás una criatura sin bautizar, dónde los huesos de un ahorcado?

 

  1. ENTRE BURLAS Y GROSERÍAS,TÚ TAMBIÉN TE MOFARÁS DE LOS HIJOS DE DIOS, CREYENDO DECRETAR SU PARTIDA DE ÉSTE MUNDO.

          Adiós, no más, y se lo tienen bien ganado.

 

  1. BORRARÁS CON AGUA ARDIENTE LA FE QUE EN LA PILA TE REGALARON

       Entre aullidos y tambores te darán la bienvenida al pueblo donde

       dicen no se llora jamás, donde las rodillas no conocen los callos.

 

  1. TU INOCENCIA Y TU ESTUPIDEZ SERÁ EL POSTRE DE AQUELLA

       FUNESTA Y  ROMÁNTICA VELADA.

       Con prolija exactitud, examinarán tu ridículo caso: “encárguense

       que sea el último en darse por enterado”.

 

  1. Y CON UN PÍCARO JUEGO DE MANOS AHORA SERÁS TÚ LA VÍCTIMA QUE TIRARÁN AL FUEGO Y NO QUIEN HABÍAS  ESTIPULADO

      Pero ¿acaso no eran ellos los que debían llorar desesperados?

 

  1. Y AHORA ERES TÚ, ENTRE ALARIDOS Y LLANTO, EL QUE SUPLICA DÓNDE ENCONTRAR EL ANTÍDOTO QUE ROMPA AQUEL EXTRAÑO HECHIZO, QUE ENTRE RISAS TE DIRÁN NO HALLARÁS EN NINGUN LADO.

      Cuando no sólo el espejo de mano se haya en mil pedazos quebrado.

 

     Y el can de aguas, que dormita junto al mendigo, abrirá apenas los

     ojos y musitará, con la lucidez de un lagarto viejo y cansado:

     “siempre igual, siempre igual”.

 

     Y continuará plácidamente su siesta.

 

(LO QUE SEA SU MERCED, ENTRE COSTUREROS NO SE COBRA LO REMENDADO)